La final del Mundial femenino de Australia y Nueva Zelada disputada entre España e Inglaterra congregó a 8.858.000 espectadores en TVE con una cuota de pantalla del 59,6% y 6.226.000 espectadores de audiencia media convirtiéndose en el partido de fútbol femenino más visto de la historia de nuestro país y, lo que es seguro, una de las retransmisiones deportivas más vistas del año. Un hito histórico que rompe muchos moldes y que demuestra que el fútbol femenino ya es toda una realidad.
La relación entre la mujer y deporte ha cambiado enormemente en los últimos años, motivando un notable aumento de la repercusión del deporte femenino de alto nivel y, sobre todo, del deporte rey: el fútbol. Es innegable que, tanto en la alta competición como en el deporte amateur, se ha avanzado mucho. La Selección española femenina probablemente coronó ese ascenso con el título mundial y dentro de unos días en los patios de colegio de toda España podremos comprobar sus primeros síntomas.
Es un día para celebrar, pero también para agradecer y reilusionar. Durante la final pudimos disfrutar de grandes ejemplos de esfuerzo, competitividad, constancia y superación personal dentro del terreno de juego, pero también fuera.
Es un éxito de mucha gente: jugadoras, las que están y no están. Exjugadoras, las que llegaron a la elite y las que se quedaron en los patios de colegio. RFEF y todo su equipo técnico y administrativo, cuánto trabajo oscuro hay detrás de todo esto. Medios, grandes y pequeños, pero, sobre todo, esa gente que ha trabajado durante tanto tiempo en el desierto más complicado que se puede transitar. Y por supuesto, a las marcas, las que apoyaron y las que apoyan al deporte femenino en la actualidad.
En base a esto, es de justicia poner en valor, felicitar y exaltar a Iberdrola. Una empresa que sabido entender muy bien la oportunidad como gran impulsora del deporte femenino. A través de todas sus iniciativas Iberdrola ha conseguido impulsar el deporte femenino en España siendo coherentes y consistentes en su estrategia de marca, involucrándose en el proyecto a largo plazo, cuidando los detalles del día a día y demostrando que existen otras vías a la hora de buscar patrocinios; visibilizando, invirtiendo y enriqueciendo el deporte de la mujer. Su trabajo en este Mundial ha sido extraordinario. El genio de Aladín del deporte femenino, en este caso, es de color verde.
El fútbol femenino crece en todos los sentidos: éxitos, audiencias y seguimiento. Tiene un futuro esperanzador. No perdamos este impulso y aprovechemos esta gran oportunidad. Se dice que la inversión en deporte debe ayudar a emocionar y, de eso, las mujeres saben mucho.