“Buenos días y muchas gracias a todos por estar aquí. Como ya les adelanté, comparezco ante ustedes para explicar la postura del Fútbol Club Barcelona sobre el llamado Caso Negreira. En primer lugar, quisiera pedir disculpas. La relación contractual que el club que presido estableció con el vicepresidente del Comité Nacional de Árbitros, directa o indirectamente, fue de todo punto inapropiada. Como saben, me gusta mucho hablar del compliance, que no es otra cosa que la autodetección de prácticas que puedan resultar ilegales o simplemente inadecuadas dentro de una empresa o institución. Este es un ejemplo de negligencia por nuestra parte. Cuando accedimos a la presidencia, tanto mi junta directiva como yo, debimos acabar con esta vinculación contractual, que no tenía justificación en los reportes que se hacían sobre los árbitros, en su mayoría con contenidos muy básicos. Si no tomamos medidas al respecto fue por torpeza o por inacción de la que me declaro responsable. Aunque también, debo confesarlo, por una razón casi supersticiosa. Aunque ninguno de nosotros tenía demasiado claro cuál era la naturaleza de esa relación pensamos que no nos resultaba perjudicial y que quien la inició tendría sus motivos. ¿Significa esto que quisiéramos influir en los árbitros para que beneficiaran al Barça? No, en ningún caso. El campeonato nacional de Liga no es, ni ha sido, una competición adulterada. Tampoco lo fue cuando el Real Madrid encadenó títulos con José Plaza al frente del Comité Técnico de Árbitros. Estoy convencido de que las preferencias deportivas de un dirigente, más o menos declaradas, no condicionan ni la honorabilidad ni el trabajo de la mayoría de los árbitros. Dudar de los triunfos de aquel Madrid es tan absurdo como poner en cuestión los éxitos del mejor Barcelona de todos los tiempos. Personalmente, no me gusta que el señor Tebas, presidente de la Liga, se reconozca madridista, pero quiero pensar que eso no va en perjuicio del Barcelona, más allá de que su gestión sea muy mejorable, pues debería tener como misión principal atender por igual los intereses de todos los clubes que forman parte de la institución que preside.
Tampoco me ha gustado, debo admitirlo, que el Real Madrid se haya personado como acusación particular en el proceso judicial abierto, aunque puedo entender que lo haya hecho para satisfacer a una parte de su masa social. Fuera del terreno de juego, Real Madrid y Barça no somos enemigos, sino clubes con intereses comunes, demasiado parecidos en comportamientos y aspiraciones.
No creo que exista una conspiración contra el Barcelona porque no creo en las conspiraciones ni en los villaratos. Tampoco creo que la vocación catalanista del Barça tenga nada que ver en este caso. Nos hemos equivocado nosotros y desviar la atención sería una falta de respeto, sobre todo, hacia los socios que han confiado en este presidente y en esta junta directiva. No sólo estamos aquí para reconstruir un equipo que se proclamará pronto campeón de Liga, sino para asumir las responsabilidades que nos correspondan”.
Muchas gracias