El Real Madrid hubiera perdido de cualquier forma, pero perdió de la peor forma posible. Porque no compitió. Porque fue avasallado por la actitud aun antes que por el juego. Porque no tuvo respuestas. Diría incluso que fue incapaz de plantear preguntas. No obligó a pensar al contrario, que es el primer requisito para que dude. No hubo ni un rato de incertidumbre. Todo fue tan previsible como cuando se enfrenta un equipo superior a otro inferior, tan fácil y tan anodino como eso. Ni un susto. Dos ocasiones remotas contra cien oportunidades claras. Y Rodri jugando a placer, sin ser molestado, sin que nadie, en el campo o en el banquillo, advirtiera que suya es la mano que mece la cuna. Ni una falta. Ni un agobio. Todos empeñados en que el asesino era Haaland.
Se equivocó Ancelotti porque era partido para jugar con cuatro centrocampistas que pelearan el balón al City. ¿Alguien hubiera imaginado salir sin Casemiro en una cita semejante? Pues el Madrid salió sin su teórico reemplazo, Tchouameni. Se equivocó al no contar con Rudiger, que secó a Haaland en la ida sin trastocar el sistema defensivo. Se equivocó con Alaba, que es jugador para encuentros más intelectuales y menos físicos. Y hecho el recuento de las equivocaciones, su mayor error fue la inacción. Se quedó paralizado ante el desastre. Si te dan un baile en los primeros 45 minutos lo normal es cambiar piezas para la segunda mitad. Que el equipo regresara al campo con el once titular resultó totalmente descorazonador. Fue un acto de absoluta resignación. No hay más. Si no son ellos, no es nadie.
Los jugadores también tienen su parte de responsabilidad, considerable, y hago excepción de Courtois desde ahora y para siempre. Aunque un entrenador se equivoque con el esquema o con el discurso, el pundonor es personal e intransferible. La pasión pertenece a cada uno, la resistencia a la derrota y el instinto de supervivencia son reacciones íntimas. Es posible que la presión ambiental y el empuje del contrario nuble el entendimiento, no lo niego, pero el orgullo no depende de factores externos. No hay explicación para la laxitud general, para la timidez, para la falta de conciencia. Un buen equipo —y el City es el mejor— te puede sacar del campo jugando, pero no mordiendo. Y los de azul jugaron tanto como mordieron. Esa baza nunca habría que haberla regalado. Creo que ahí se concentra el reproche.
Ya se nos anunció en la ida que entregar el balón era un deporte de riesgo —por no mencionar los dos partidos del pasado año—, pero quisimos suponer que el gol de Vinicius fue producto de un sesudo planteamiento y no de la más pura casualidad. Ya entonces...
Contrary to popular belief, Lorem Ipsum is not simply random text. It has roots in a piece of classical Latin literature from 45 BC, making it over 2000 years old. Richard McClintock, a Latin professor at Hampden-Sydney College in Virginia, looked up one of the more obscure Latin words, consectetur, from a Lorem Ipsum passage, and going through .
Contrary to popular belief, Lorem Ipsum is not simply random text. It has roots in a piece of classical Latin literature from 45 BC, making it over 2000 years old. Richard McClintock, a Latin professor at Hampden-Sydney College in Virginia, looked up one of the more obscure Latin words, consectetur, from a Lorem Ipsum passage, and going through the cites of the word in classical literature, discovered the undoubtable source.