Juan Rodríguez Briso

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Todo parece irle de cara en este comienzo de temporada al Barça. Al buen inicio de liga, en resultados y en buenas sensaciones futbolísticas tras el último partido, se le había sumado un sorteo propicio en Champions, no solo por un grupo con rivales asequibles sino porque el primer partido sería en casa y ante el, a priori, el rival más asequible del grupo: un Amberes cuya última participación en la Copa de Europa se remontaba al año 1957. Cuando la Unión Soviética ponía en órbita el Sputnik 2 con la perra Laika a bordo.

En su regreso a la máxima competición continental, los belgas salieron con ilusión pero no tardó mucho Juan Infeliz en quitársela tras recibir dentro del área, perfilarse y disparar raso a la base del palo. Diez minutos duró la resistencia visitante. Y para un equipo en racha, nada mejor que un gol tempranero para ganar en confianza. La que sigue acumulando el portugués en su intento por volver a esa élite a la que apuntaba. Su perfecta asistencia a Robert –el gol llama a su puerta– en el segundo gol, sigue cerrando bocas de par en par. Tal vez Xavi sabía algo que el resto de los mortales –el Cholo incluido– desconocíamos. Definitivamente el polaco necesitaba alguien como el Infeliz cerca de él.

No le anda a la zaga su tocayo Joao. Canela Fina. Por momentos, un centrocampista más, que recuerda al mejor Dani Alves. Se siente, se sabe superior y sigue reclamando su cuota de protagonismo. Casi tanto como Gündogan, amo y señor del medio del campo. En plena racha de positivismo, hasta un centro chut de Raphinha se colaba en la portería de Butez.

Costaba recordar llegar al descanso de un partido de Champions con el resultado más que sentenciado. Toda una segunda parte donde no quedaba margen ni para un poco del tribuneo al que el club había acostumbrado a sus aficionados durante el último lustro. Y es que, antes del previsible inicio de un carrusel de cambios, tuvo tiempo Gavi para marcar el cuarto tras una buena combinación del ataque azulgrana. Y tras la entrada de los primeros relevos –debut de Fermín en Europa– Raphinha se sacó una gran asistencia para que El Infeliz rematase cabeza el quinto en busca de su perdida felicidad.

Tiempo ya para efemérides con el debut de Lamine Chaval a la tierna edad de 16 años y 68 días convirtiéndose en el debutante más joven de la historia del Barça en la Champions. Salvo que los documentos de Moukoko no sean ciertos. Que todo puede ser. Le pudo dar tiempo al juvenil para convertirse en el goleador más joven pero no pudo culminar su tremendo amague-regate al portero. Todo lo contrario que Sergi Tormento que, con la renovación tan absoluta que ha sufrido la plantilla, se ve como un elemento extraño. Tanto que podrían darle un disfraz, nombrarlo mascota oficial del equipo y nadie se quejaría.

Y así, con una nueva manita terminó un plácido, dulce y satisfactorio estreno azulgrana. Pero no todo podían ser buenas noticias: por la mañana el club recibía una multa de 300€ por realizar obras en el estadio fuera de hora. Estas cosas con Bartomeu no pasaban.

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