Si las fotos son codiciadas, imagínense la camiseta. Hay que bucear más allá de la deep-web para encontrar el rastro de alguna. Hace varios años que se subastó la última de la que se tenía conocimiento. Su precio alcanzó los 19.000 euros. Y eso que la casaca no era ni siquiera la que utilizó Cruyff. El número bordado en la espalda, el 11, lo portaba en aquella ocasión Paco Fortes, y correspondía a la ida de cuartos de final de la Copa de la UEFA que enfrentó a los azulgrana frente al Aston Villa. Pero el valor de aquella camiseta residía en el color. Un blanco roto o desgastado ya por el paso del tiempo, pero blanco al fin y al cabo, que el Barça utilizaría por última vez un año después, en 1979. Transcurridas cuatro décadas, la insólita camiseta blanca se ha convertido en un codiciado objeto de deseo para los coleccionistas más exquisitos.

Para las nuevas generaciones más que una reliquia suena a anomalía. Cuesta imaginar al Barça con camiseta blanca por más que su uso fuera más habitual de lo que hoy pensamos. Repasando la hemeroteca son varias las ocasiones en que los azulgranas abandonaron su indumentaria bicolor para vestir como el eterno rival, incluso antes de que esa rivalidad se enconara por el fallido intento culé de fichar a Di Stéfano. Después de aquello también hay partidos del Barça en blanco y es que la incipiente televisión de entonces ya empezaba a mandar. Ocurría cuando el rival vestía con tonos oscuros en su camiseta y la escala de grises no daba para más. Ocurría sobre todo en Europa, cuando la televisión retransmitía el partido.

Aunque el blanco ya estaba ahí, antes incluso de la llegada de las cámaras. Basta con repasar la historia culé para recordar que en los primeros pasos del fútbol en la Ciudad Condal el equipo azulgrana calzaba pantalón blanco. Fue así hasta 1913 cuando se cambió primero por el negro y desde 1920 por el azul marino. “Básicamente el blanco era en los primeros años del siglo XX el color más fácil de encontrar y si existía coincidencia de colores el Barça vestía así”, asegura el periodista Frederic Porta, autor también del libro Barça Inédito. Es ya en la década de los 40 cuando las crónicas de los periódicos recogen con documentos gráficos esa camiseta blanca, utilizada entonces casi en exclusividad para medirse ante el Levante. De hecho en la temporada 1946-47 el Barça jugó de blanco en su propia casa, en el mítico estadio de Les Corts, al enfrentarse a los granotas. Algo que en aquella época era habitual, como una deferencia hacia los visitantes que vestían igual que el equipo local.

En la segunda participación culé en la Copa Latina, considerada por la propia UEFA como el precedente oficial de las competiciones europeas a nivel de clubes y en la que se enfrentaban los equipos españoles, italianos, franceses y portugueses, el Barça también vistió de blanco. En esta ocasión con camiseta blanca y pantalón azul. Era el año 1952 y los Kubala, Basora, César o Manchón se pasearon por la Europa latina vestidos de blanco. Es más, ese año terminarían ganando el título, vestidos eso sí, de un pulcro azulgrana ante el Niza francés en el Parque de los Príncipes.

Artola; Ramos, De la Cruz, Olmo, Costas, Migueli. Agachados, Sánchez, Rexach, Cruyff, Asensi y Fortes.

La siguiente escena teñida de blanco para los azulgranas es aún más curiosa. Ocurrió en la primera edición de la Copa de Ferias, competición anterior a lo que luego sería la Copa de la UEFA que recibe su nombre porque los participantes son los equipos representativos de ciudades europeas que albergaban ferias de muestras internacionales. Así que el día de Navidad de 1955 el Barça saltó a Les Corts vestido de blanco para recibir al Copenhague FC. En esta ocasión en el pecho relucía el escudo de la ciudad de Barcelona y no el del club. El partido terminó en goleada, 6-2. La escena se repetiría tres años después frente al Birmingham en la misma competición y con otra goleada para los culés (4-1) que se aseguraron así su segundo título.

En su primera participación en la vieja Copa de Europa también se vistió el Barça de blanco. Ocurrió en San Siro, frente al Milan, un 4 de noviembre de 1959. Hasta nuestros días ha llegado una foto de Segarra, capitán de entonces, encabezando la expedición del Barça saltando al terreno de juego con la zamarra blanca y el pantalón azul. Era el Barça de Helenio Herrera que eliminaría a los lombardos no sin sufrimiento pese al 0-2 en Milán. Ramallets tuvo que parar un penalti y más tarde los goles de Vergés y Luisito Suárez certificaron la victoria. La indumentaria volvería a sacarse del armario para la Copa de Ferias de la temporada 65-66 frente al Hannover, en un partido que el Barça perdió 2-1, y también en el empate a uno conseguido cuatro años después ante el Inter de Milan, en la misma competición.

Aunque en la década de los 60 no hacía falta cruzar los Pirineos para ver al Barça de blanco. Lo saben bien en Pasarón, donde el Barça solía jugar con esa camiseta entonces de algodón para enfrentarse a un Pontevedra que en esos años fue protagonista en Primera. La vestimenta del cuadro gallego, totalmente granate, propiciaba el cambio en los azulgranas. No jugó nunca allí de blanco Juan Manuel Asensi (Alicante, 1949), quien recuerda para A LA CONTRA sus días de azulgrana y alguno que otro con la segunda equipación: “Nos la poníamos sin problema, lo fundamental es que llevábamos el escudo del Barça en el pecho y no tanto el color. Recuerdo que los pantalones eran azules, no íbamos todo de blanco, pero no dábamos ninguna importancia al color”. Asensi, culé durante diez años, entre 1970 y 1980, dice que ellos nunca se sintieron raros con esa camiseta, que tampoco la utilizaban mucho y que en cualquier caso no recuerda que levantara polémica.

La primera vez que El Chepas, como era conocido el centrocampista ilicitano, se enfundó la casaca blanca con el escudo del Barça fue en la Recopa frente al Steaua de Bucarest. Era la temporada 71-72 y los azulgranas perdieron 2-1 en Rumanía. Asensi marcó el único gol de los catalanes, en una “Ocasión fallida”, como tituló El Mundo Deportivo; el Barça cayó eliminado en octavos de final de la Recopa. Mejor suerte corrieron en la Copa de la UEFA en 1975, cuando el Barça se enfrentó al Vasas de Budapest, nuevamente de blanco y ya con Johan Cruyff en sus filas: “Aquel partido lo ganamos, marcó Paquito Fortes el gol de la victoria y la influencia de Cruyff sobre el terreno de juego era total, tenía una manera de jugar muy novedosa para nosotros, desde la forma de correr hasta el golpeo de balón o sus desplazamientos en largo”, rememora Asensi.

Cruyff, de blanco, contra el Ipswich Town.

La influencia de El Flaco llegó más allá del terreno de juego: Johan recomendó fichajes y presionó a las directivas para instaurar en España, por ejemplo, el seguro de baja por lesión, por lo que no es descabellado pensar que también tuviera algo que decir sobre el color de la segunda equipación. “A él ese color no le molestaba, que yo sepa nunca se quejó por vestir de blanco, él no tenía complejos”, dice Asensi. En esa línea ahonda el historiador Ángel Iturriaga: “La desaparición de este color de las equipaciones del Barça tiene que ver con la identificación con el Real Madrid y con un complejo, desde mi punto de vista, difícil de comprender, aunque el club nunca se ha pronunciado sobre esto”. Iturriaga también recuerda otra curiosidad cromática de Cruyff, ya como entrenador. El Míster acudió a varias presentaciones del club con un polo blanco con el escudo del Barça bordado en el pecho. Cruyff asistió de cerca a la polémica que se montó cuando la marca deportiva Kappa incluyó unos ribetes blancos en las mangas de la indumentaria azulgrana, en el desembarco de la firma italiana en el Camp Nou (1992).

Volviendo a los 70, Cruyff, Asensi, Rexach y compañía todavía jugarían alguna vez más de blanco con el Barça. La última de Cruyff fue el 1 de marzo de 1978 en un abarrotado Villa Park. Eran cuartos de final de Copa de la UEFA. Esa noche Johan capitaneaba a los suyos frente al Aston Villa. El partido concluyó en empate a dos. Cruyff y Zuviría habían puesto en ventaja a los catalanes, pero a ocho minutos para el final el holandés se marchó cojeando del campo con 0-2 en el marcador. Los ingleses empataron en los últimos minutos. “Cuando él estaba en el campo sabías que todo era posible, la sensación era la misma que tenían los compañeros con Messi cuando se encontraba en el Barça”, recuerda Asensi. Parece que los rivales también lo sabían, aunque los culés eliminaron a los ingleses con una victoria en la vuelta (2-1).

Un año después y ya sin Johan en sus filas, el Barça volvería a pisar las islas para rendir visita a Ipswich Town en los cuartos de final de la Recopa. Los azulgrana perdieron 2-1 aquel día, aunque a la postre terminaron levantando el título en Basilea, ante el Fortuna Düsseldorf (4-3). Fue el primer título europeo en color del Barça y el primer trofeo internacional en más de una década. Pero antes, frente al Ipswich Town se había cerrado una etapa, nunca más el Barça volvería a vestir de blanco.

Y poco más que un puñado de imágenes han llegado hasta nuestros días, ya sea a través de la hemeroteca o de Youtube. Como si de un vestigio del pasado se tratara, la página en blanco ha sido arrancada de la historia culé. Ni siquiera en el Museo del Barça hay rastro de la zamarra: “Allí se pueden encontrar otras muchas: amarillas, naranjas, azul cielo… pero la blanca no está”, confirma Ángel Iturriaga. Asensi dice no conservar tampoco ninguna de las que utilizó en aquella época y cree que hoy por hoy es imposible que esa tonalidad forme parte de la paleta de colores del Barça: “Está poco menos que prohibido”. Algo que se niega a pensar Frederic Porta: “Es una chocante urticaria desarrollada hacia los colores del Madrid, como si todo lo blanco recordara al máximo rival, chocante por no calificarla de algo peor…”.

Esa parece actualmente la frontera inalcanzable para el marketing. Capaz de combinar todos los colores posibles en las camisetas azulgranas sin tocar el blanco. El Barça ha sepultado esa parte de su historia, como si su solo recuerdo fuera una amenaza, evitando también así el último resquicio que quedaba de ver a Messi vestido de blanco.

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