Parece mentira, pero ya han transcurrido casi 20 años desde el estreno de una de las entregas más determinantes de este período de tiempo como fue el Resident Evil 4 original. No se podía saber que en 2005 se iban a sacudir los cimientos del género y establecer unas bases que perduran hasta la fecha, influencia en numerosos títulos, además de un juego extraordinario desde todos los puntos de vista posibles.

Pese a que la cuarta entrega numerada (que no cronológica, ya que eso es harina de otro costal) ha ido apareciendo en numerosas plataformas desde su estreno con ciertas modificaciones que la ponían al día, la verdad es que había un enorme interés por ver qué se sacaba Capcom de la chistera en este remake. Procedemos a daros nuestras impresiones a continuación.

Cogiendo la medida

No cabe duda acerca del pulso que la afamada desarrolladora japonesa tiene con su muy querida franquicia de survival horror. Reinventando la rueda para los tiempos más modernos, Capcom ha hecho una labor extraordinaria para actualizar algunos de sus tesoros más preciados y había mucha expectación sobre la siguiente entrega protagonizada por Leon Kennedy.

Superados los acontecimientos que asolaron Racoon City y que desembocaron en su destrucción total por una explosión nuclear, Leon se encuentra en un rol bien distinto como miembro del Servicio Secreto y con la premisa de encontrar a la desaparecida hija del Presidente de los Estados Unidos en una zona apartada de la España profunda, tanto que pagan en aquellas célebres pesetas con la efigie de Franco. En fin, licencias creativas que se tienen…

Como ocurre en este tipo de tramas, Leon se ve envuelto en una historia en la que no nos vamos a encontrar los clásicos zombis sino más bien infectados como son la secta de Los Iluminados, con una serie de rutinas en su comportamiento que les hacen más imprevisibles. Sin ánimo a precipitarnos y más con el tiempo que ha transcurrido, las mayores innovaciones de Resident Evil 4 fueron una apuesta mucho más firme por la acción en detrimento del ‘survival horror’ puro y duro que sufrimos en las tres entregas anteriores, al igual que una visión mucho más dinámica en tercera persona que sustituía a las cámaras fijadas, permitiendo una mayor agilidad en nuestros movimientos.

Mejoras al original

Por supuesto, todo está presente en este remake al igual que se adaptó para la segunda y la tercera parte, pero es que aquí nos podemos mover mientras apuntamos e incluso recurrir puntualmente al sigilo para ‘limpiar’ el mapa de enemigos sin gastar mucha munición. No es que sea algo revolucionario en 2023, pero sí en esta aventura y nos ofrece más posibilidades que se agradecen cuando nos vemos sobrepasados por las hordas de lugareños y demás población autóctona de distinta condición.